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Regalo un día de hacer deporte de aventuras vacaciones Toledo . mbre al que le agradaba comprobar que su vida no discurría tan previsible y plácidamente como había supuesto. —¿Qué pasa? —preguntó él, cerrando la puerta del despacho y acercándosele—. En cuanto entraste vi que ocurría algo. ¿Qué es? Ahora casi parecía una tontería. Se sacó del bolsillo el pedazo de tela y se lo dio. —Me lo enviaron por correo en un paquete. Él frunció el entrecejo. —¿Qué es esto
Regalo un día de equipaje deporte de aventuras terrestre Lleida . te mareado y muy cansado. La oscuridad era tranquilizadora, y me gustó la suavidad del viejo colchón debajo de mí. Pensé que debía irme a dormir en ese momento, y no ser encontrado por Emma hasta la mañana, excepto que me di cuenta confusamente de una débil luz por debajo de la puerta que conducía a la cocina. »¿Estaba Emma despierta? ¿Estaba comiéndose un bocadillo nocturno? Estaba demasiado borr
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