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Regalo un día de . ivio inundó a Graham. — No estoy armado, Stam. Encontrará el documento de identidad en el bolsillo de la chaqueta. Me hace cosquillas. Una voz sonora y confusa se oyó en el teléfono. — ¿Con quién hablo? Will Graham, FBI. Soy el sargento Stanley Riddle, del departamento de policía de Chicago. —Algo molesto ahora—: ¿Puede decirme que demonios pasa? Dígamelo usted. ¿Tiene un hombre det

Regalo un día de packs de deportes de aventura montaña Teruel . era el matrimonio lo que asustaba a Deannie. Lo que la asustaba era engañar a Brodie Trueblood. —Necesito otros cinco minutos —rogó—. Por favor, Patsy Ann. —De acuerdo. Confundida, la dama de honor salió del dormitorio. Deannie tenía que salir de allí. Volar. Huir. Ahora. En aquel momento. Antes de que fuera demasiado tarde. Se puso en pie y fue hasta la ventana. La camioneta de Brodie estaba en

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